República Dominicana
La República Dominicana es uno de los países con mayor diversidad geográfica del Caribe, con impresionantes paisajes montañosos, matorrales desérticos, una evocadora arquitectura colonial y playas en gran abundancia.
Cientos de kilómetros de costa definen la República Dominicana, playas sombreadas por hileras de palmeras, otras partes bordeadas dramáticamente por acantilados rocosos, dunas barridas por el viento o serenas lagunas de manglares. Ya se trate de aldeas de pescadores con embarcaciones amarradas a lo largo de las orillas, o parques naturales con aguas color aguamarina, el mar es el denominador común.
Algunas de las bahías y calas donde en su día vagaron piratas, son el hogar temporal de miles de ballenas jorobadas migratorias y forman parte de una extensa red de parques y reservas que salvaguardan el patrimonio natural del país.
Más allá de Santo Domingo, gran parte de la República Dominicana es claramente rural: conduciendo a través del vasto y fértil interior, veremos vacas y caballos pastando a lo largo de las carreteras, y camiones y burros cargados con productos frescos. Si nos adentramos todavía más en el interior podremos apreciar montañas que recuerdan a los Alpes europeos, ríos que se abren camino a través de la exuberante selva e impresionantes cascadas. Cuatro de los cinco picos más altos del Caribe se elevan por encima de las fértiles tierras bajas que rodean Santiago.
El pegamento social de la República Dominicana es el merengue que emana de los colmados y las plazas, desde la capital Santo Domingo hasta Puerto Plata, donde las olas rompen sobre el Malecón. Los dominicanos aprecian mucho su tiempo libre y saben disfrutar de sus fiestas, como se puede ver en las celebraciones del Carnaval en todo el país y en la fiesta distintiva de cada ciudad.